La semana pasada se celebró el Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo, el cual busca estrechar el vínculo de la ciencia con la sociedad.
El acercamiento de la ciencia y tecnología a la sociedad ha sido históricamente desigual entre géneros, y esto se ve reflejado hasta el día de hoy, por ejemplo, en la elección de área de estudio que hacen mujeres y hombres al entrar a la Educación Superior. Si bien no existen brechas de género en el acceso a este nivel educacional, hay una importante segregación en las áreas de conocimiento que se eligen. Solamente 8 de cada 100 matrículas de mujeres el primer año son en áreas de Tecnología, en contraste con 45 de cada 100 matrículas masculinas.
Las carreras del área STEM (Ciencias Básicas, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) tienen un alto porcentaje de hombres, siendo así áreas fuertemente “masculinizadas”. Esto contrasta con carreras del área de la salud, la educación y las ciencias sociales, en donde predominan las mujeres. Esta diferencia es consecuencia de una trayectoria de brechas de género que comienza desde los primeros años de vida, en la cual se reproducen estereotipos y expectativas de género que vuelven a ciertos intereses “masculinos” o “femeninos”, los cuales se vuelven determinantes fundamentales al elegir una carrera.
Se requieren de políticas intensivas a nivel nacional que fomenten la participación de niñas y adolescentes de todo el país en áreas STEM, y que intervengan activamente desde los primeros años de vida en la erradicación de todo estereotipo de género y brecha de oportunidad que afecte a los/as niños, niñas y adolescentes.
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Fuente: Base de datos de matriculados(as) en Educación Superior, MiFuturo.cl (2020). Información de la descripción a partir de Boletín Mujer y Trabajo, Comunidad Mujer (2017); Día Mundial de la Ciencia para La Paz y el Desarrollo, UNESCO (2020).