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Denuncia: Las precarias condiciones laborales de quienes trabajan encuestando en el país: una deuda pendiente desde el feminismo de datos

En estas últimas semanas, la calidad y la ética de las encuestas sobre preferencias presidenciales han estado en la mira. Sin embargo, esta polémica en torno a los datos no ha logrado abordar un problema más profundo, el cual de manera invisible, subyace a la implementación de encuestas en Chile: la aguda precariedad laboral que deben enfrentar las y los trabajadores que recolectan las estadísticas a nivel nacional. Sobre esta situación y su grave repercusión en la calidad de los datos se hizo denuncia en la nota  “El lugar donde las encuestas pierden seriedad”, publicada en www.terceradosis.cl la semana pasada. 

La mayoría de quienes trabajan encuestando son mujeres. Desde ODEGI hemos visibilizado las grandes inequidades que las mujeres enfrentamos en el ámbito laboral: menor paga a igual trabajo, dobles jornadas laborales -considerando el trabajo no remunerado- y por lo tanto menos tiempo libre, mayor exposición a situaciones de acoso y discriminaciones sexistas. Esta precarización aumenta cuando se trata de encuestadoras. La mal denominada “flexibilización horaria”, que supuestamente permitiría la conciliación del trabajo remunerado con los trabajos de cuidados, en la práctica sólo se traduce en malas condiciones laborales. Al trabajo sin contrato y sin seguridad social, se suma la sobrecarga laboral en horarios nocturnos y fines de semana, la inseguridad inherente al ser mujer y trabajar en la calle, y la carga emocional que conlleva exponerse cotidianamente a la precariedad de los diversos hogares a lo largo de Chile. Estas, entre otras adversidades que deben enfrentar y que han incrementado en el contexto de la pandemia.

Como usuarias feministas de encuestas, tenemos la convicción de que garantizar condiciones laborales dignas para todas las personas que trabajan en la producción estadística, comenzando desde quienes recolectan los datos en las encuestas, es un deber ético incuestionable. Desde el feminismo de datos, planteamos que la producción estadística se logra gracias al trabajo de muchas personas, y hacer cada uno de estos trabajos visibles, reconocidos y valorados requiere, como mínimo, seguridad laboral.

Además, consideramos que esto es una base fundamental para una producción estadística rigurosa. En ese sentido, garantizar condiciones laborales dignas, también es necesario para garantizar la obtención de datos de calidad que permitan dotar de evidencias al feminismo y, denunciar las inequidades económicas y sociales. 

Hacer feminismo de datos es también reconocer a las trabajadoras y trabajadores que los recolectan.

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