🛑⚠️ Las residencias de protección del SENAME reciben a niñas, niños y adolescentes (NNA) que han sido víctimas de graves vulneraciones a sus derechos, con trayectorias de vida que se insertan en familias y contextos altamente precarizados y marginados, en una sociedad inequitativa que reproduce sistemáticamente la violencia.
Estas vulneraciones tienen un componente de género importante. Primero, el sistema de protección recibe más niñas y adolescentes mujeres, que hombres, y éstas se mantienen por mayor tiempo que sus pares masculinos. Además, las niñas y adolescentes presentan causas de ingreso a residencias SENAME distintas de las de los hombres. En el gráfico se observa que las razones de ingreso relacionadas con violencia sexual tienen un alto índice de feminización: el 100% de los NNA que ingresaron por explotación sexual son mujeres, así como el 93% de aquellos que ingresan por violación y el 85% de los casos de abuso sexual. En contraste, en causas como pobreza, abandono parental o inhabilidad de padres/madres prevalecen los hombres (54%, 52% y 51% respectivamente).
Esta situación es aún más grave si se considera que dentro de los sistemas de “protección”, las mujeres tienen mayor riesgo de sufrir revictimizaciones, mayor rotación entre programas y mayor dificultad para establecer relaciones de confianza al interior y sentido de pertenencia.
Para efectivamente proteger la niñez, no sólo es necesario que se modifique de raíz el Sename sino que es fundamental que se incluya la perspectiva de género en su formulación, servicio y capacitación de profesionales. Sólo de esa manera será posible abordar las necesidades diferenciadas entre NNA altamente vulnerados, garantizar y resguardar sus derechos y hacer frente a las vulneraciones que han vivido de manera integral en sus trayectorias familiares y contextuales.
Para cuidar a las niñas, niños y adolescentes de Chile es necesario reconocer y abordar sus diferencias de género.
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