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Las brechas de género que enfrentan las mujeres en la educación superior

Cifras de ONU Mujeres y del Ministerio de Educación muestran la segregación y brechas de género que experimentan las mujeres al ingresar a la educación superior, tal como hemos evidenciado anteriormente en ODEGI.

Durante agosto el Ministerio de Educación inició el mes de la Educación Técnica Profesional para celebrar la creación de la Dirección General de Enseñanza Profesional. Desde su creación, el número de estudiantes en la Educación Técnico profesional de nivel superior (ESTP) ha crecido de manera exponencial.

Acorde a las cifras del Ministerio de Educación, en el año 2022, 772.462 personas se matricularon en la ESTP. De esta cifra, son las mujeres quienes representan la mayoría de las matrículas con un 52,3%.

Si bien esta cifra es positiva, al hacer un análisis más profundo de los datos se observa una segregación importante entre las áreas de estudio y carreras escogidas por hombres y mujeres.

¿A que se debe esta diferencia?

Esta segregación es consecuencia de una trayectoria de brechas de género que comienza desde los primeros años de vida, en la cual se reproducen estereotipos y expectativas de género que vuelven a ciertos intereses “masculinos” o “femeninos”, los cuales se vuelven determinantes al elegir una carrera.

Los datos publicados por ONU mujeres muestran que, en el 2019, el 47,2% de las mujeres matriculadas en ESTP se concentraron en carreras asociadas al sector salud y enseñanza, siendo la carrera de técnico en enfermería las más estudiada por mujeres

Por su parte, el 42,9% de los hombres se concentran en el área de ingeniería, industria y construcción, siendo la carrera de ingeniería en mecánica automotriz la más estudiada por ellos. 

Al comparar ambas carreras, se observa una brecha salarial del 35% en desmedro de las mujeres, pues la carrera de técnica en enfermería alcanza una remuneración promedio de $481.835, mientras que ingeniería en mecánica automotriz supera los $700.000 durante el primer año de egreso.

La segregación que se observa entre hombres y mujeres no solo se produce en el mercado laboral, sino que se observa en los distintos niveles educacionales del país. Es necesario formular políticas públicas que permitan disminuir estas brechas y dar espacio para que las mujeres puedan sentirse seguras en espacios mal llamados “masculinos”.

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