El pasado 3 de enero se publicaron los resultados de la Prueba de Acceso a la Educación Superior (PAES), prueba que viene a “mejorar” las desigualdades y brechas de género que se han observado históricamente en las distintas pruebas de admisión del país.
Anteriormente en ODEGI, hemos evidenciado las brechas de género que enfrentan las mujeres al ingresar a la educación superior.
Los estereotipos de género en el sistema de educación se observan desde los primeros años de educación. Estos sesgos se reflejan en los resultados de diversas pruebas estandarizadas que se realizan durante el transcurso escolar, donde distintos estudios muestran que las mujeres suelen tener mejor desempeño en las pruebas de lenguaje, mientras que los hombres tienen una ventaja histórica en los resultados de matemáticas (Cabezas, 2009).

En Chile, el estudio de Arias, Mizala y Meneses (2016) señaló que la PSU de matemáticas podría estar subestimando las habilidades cognitivas reales de las mujeres y sobreestimando las de los hombres.
En función de esta evidencia, un estudio de Acción Educar presentó las brechas de género que se observaron en las pruebas de lenguaje y matemáticas de la PSU y la Prueba de Transición (PDT).

Si bien las diferencias de los puntajes PSU matemáticas entre hombres y mujeres entre 2004 y 2020 presentaron una tendencia a la baja, en 2021 y 2022 la brecha vuelve a aumentar en desmedro de las mujeres, años en que la PDT determinó el proceso de admisión a la educación superior.

¿Qué nos dicen los resultados de la PAES sobre las brechas de género en las pruebas de admisión a la educación superior?
Hoy es la PAES la que marca este proceso: si bien aún no se saben los resultados del proceso de admisión, las brechas de género se mantienen bajo la lógica de pruebas anteriores, donde los hombres presentan mejores resultados en matemáticas que las mujeres.
Particularmente, datos del DEMRE señalan que en las pruebas de competencia lectora, ciencias, historia y ciencias sociales, las diferencias entre hombres y mujeres es “despreciable”. La brecha aumenta en matemáticas y la diferencia entre ambos puntajes se define como “pequeña”.
Aunque falta conocer los resultados específicos, se observa una persistencia en las brechas de género que perpetúan los estereotipos que observamos en el sistema educativo.
Estos estereotipos afectan a las mujeres a lo largo de toda su vida, experimentando desventajas posteriormente en su vida laboral y en sus pensiones futuras.
Por esto, se vuelve urgente incorporar la perspectiva de género en cada etapa del sistema de educación, entendiendo que las pruebas de admisión no son neutrales y sí afectan (de hecho perjudican) a las mujeres.